Cuando se habla de La Ligua, inevitablemente pensamos en sus dulces. Esta ciudad, ubicada en la Región de Valparaíso, se ha convertido en un verdadero símbolo de identidad a través de una tradición que comenzó hace más de ochenta años y que hoy sigue viva gracias al esfuerzo de familias que han transmitido sus recetas de generación en generación.
En el año 1940, ya se comenzaron a elaborar los primeros dulces de manera artesanal. Con dedicación, cariño y un profundo sentido de compartir, dieron vida a lo que luego se transformaría en una herencia culinaria que traspasó el tiempo. Cada alfajor, cada empolvado o cada cocada, no solo es un bocado dulce: es también un pedacito de historia.
Los dulces de La Ligua no solo se distinguen por su sabor casero, sino también porque guardan la memoria de las familias que los hicieron posibles. Al recorrer la ciudad, es común encontrarse con puestos en la carretera o locales tradicionales, donde el aroma a manjar, merengue y masa recién horneada despierta recuerdos y emociones en quienes los prueban.
Hoy en día, La Ligua sigue siendo reconocida a nivel nacional por esta tradición que ha sabido mantenerse vigente, adaptándose a los tiempos sin perder la esencia de su origen: la sencillez y el cariño con que se elaboran.
Visitar La Ligua es mucho más que conocer un lugar; es tener la oportunidad de disfrutar de un patrimonio vivo, donde cada dulce es testigo de un legado que nos conecta con nuestras raíces y nos invita a compartir un momento especial en torno a lo simple, lo familiar y lo auténtico.